Les voy a contar una historia que ha sucedido inesperadamente, dentro del deseo ferviente de vivir mi existencia lo mejor posible. uno llega a pensar que las circunstancias nos envuelven y no hay remedio, entonces, nos conformamos con lo poco y trabajosamente alcanzado y no queremos salir a enfrentar al monstruo de azúcar que nos atemoriza día con día. Tanto nos auto aplastamos, poniendo ese monstruito pesado, sobre nosotros, para poder gritar a la vida pobre de mí....
Pues ésta es la historia de cómo ese monstruito un día se derritió y endulzó mi vida.
Más, antes, debo contar los antecedentes.
en ésta historia, comienzo llamándome Chopo, gracias a mi hermano que a los 5 años, no sabía lo que decía.
Creo que mi destino era ser siempre en medio...en medio de mis hermanos...no fui ni la favorita, ni la consentida.... así, en medio no me notaba mucho... y a la vez era útil para todos...
Crecí...siguiendo a mis hermanos mayores y acompañando a mi hermana menor...
me tocó la gracia de estar protegida por mi espacio entre hermanos...que a la vez me aplastaban tanto, que aprendí a protegerme y quizá por eso era la "Gordita" de la familia...aprendí que siendo servicial y buena, me iba mejor en ésta competencia familiar...
Con el tiempo me di cuenta que dejaba de ser pequeña; me encotré en ese espacio medio donde no eres niña ni mujer...claro que yo quería seguir siendo niña por siempre y el tiempo me aplastó y me hizo crecer...
Mi caracter se hizo suave y temeroso...o no sé si así nací...
Al hablar, era un manojo de nervios...terminaba balbuceando y nadie me entendía. Así comencé a aislarme...otra vez en medio...pero de mis nervios y miedo. No tenía amigos ni enemigos...hasta mi hermana menor se apartó de mi. Y llegué a la mitad entre la niñez y la juventud...
en esa edad se deciden muchos factores para nuestra vida...y yo decidí ser pintora.
En medio de las palabras me voy despacio y sin hacer más ruido...
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| En medio de la calle |
Esta Historia continuará...
